Adulto mayor con estreñimiento ¿Como atenderlo?

Una gran cantidad de la población de adultos mayores presenta con frecuencia estreñimiento, entre un 20% y el 30%, y va en aumento al llegar a los 75 años entre un 30% y un 50%. El estreñimiento se caracteriza por una reducción de deposiciones o la dificultad para expulsar heces. Este problema se hace recurrente en adultos mayores y puede traer consigo complicaciones que afectan tanto su bienestar físico como emocional, impactando negativamente su calidad de vida. Es un problema que, aunque parece ser común, no debe ser subestimado, ya que tiene la capacidad de deteriorar significativamente la vida diaria de quien lo padece.

El estreñimiento es una condición que puede ser multifactorial, ya que depende de diversos factores, como la alimentación, el nivel de actividad física, el estado de salud general y los medicamentos que el adulto mayor pueda estar tomando. En muchos casos, la disminución de la motilidad intestinal relacionada con el envejecimiento, la inactividad física y los cambios en la dieta contribuyen a la aparición de este trastorno. Además, el estrés y las alteraciones emocionales también pueden desempeñar un papel importante en la exacerbación del estreñimiento, haciendo que la situación sea aún más compleja.

Aunque puede variar, se considera que una persona sufre estreñimiento cuando tiene 2 o más de estos síntomas durante al menos 3 meses, con un inicio de 6 meses antes del diagnóstico:

  1. Exceso de esfuerzo para evacuar: La necesidad de hacer un esfuerzo físico considerable para lograr la evacuación puede ser una de las primeras señales de estreñimiento. Esto ocurre cuando los músculos del colon no están funcionando de manera eficiente para mover las heces hacia el recto.

  2. Heces duras: Las heces secas y duras son un indicio claro de que los intestinos no están absorbiendo la cantidad adecuada de agua. Esto se debe a que los alimentos se mantienen demasiado tiempo en el colon, lo que provoca que el agua se absorba de manera excesiva, dejándolas rígidas y difíciles de expulsar.

  3. Sensación de obstrucción: El sentimiento de que hay algo atascado o bloqueado en el tracto intestinal también es un síntoma común. Esta sensación puede ir acompañada de dolor o incomodidad, lo que aumenta la frustración y el malestar de la persona afectada.

  4. Menos de 3 evacuaciones por semana: Una frecuencia de menos de tres evacuaciones por semana es uno de los principales criterios para considerar que alguien está sufriendo de estreñimiento. Sin embargo, esto no debe confundirse con la idea errónea de que todas las personas deben evacuar diariamente. Lo importante es observar el patrón individual y la consistencia de las heces.

  5. Dificultad para evacuar sin el uso de laxantes: Si la persona se ve constantemente dependiente de laxantes o medicamentos para poder evacuar, esto indica una falta de motilidad intestinal natural y la necesidad de intervención médica.

Es fundamental tener en cuenta que el estreñimiento no es solo un malestar físico, sino que puede desencadenar efectos psicológicos y emocionales. La sensación de incomodidad constante, el dolor abdominal y la incapacidad para evacuar de manera adecuada pueden afectar el estado de ánimo de la persona. Esto puede generar irritabilidad, ansiedad e incluso depresión, especialmente en adultos mayores que ya enfrentan otras condiciones de salud.

Para combatir el estreñimiento, se recomienda un aporte de fibra considerable. La fibra es crucial, ya que actúa como un “cepillo” natural para el tracto intestinal, ayudando a mejorar la motilidad intestinal y facilitando la evacuación. De preferencia, se deben consumir 30 g de fibra al día. Esta porción puede encontrarse de manera natural en tres porciones de fruta y dos porciones de verdura al día, además de incorporar cereales integrales como pan, pasta y arroz, que también son ricos en fibra.

Es importante aclarar que no todas las frutas y verduras son igualmente efectivas para tratar el estreñimiento. Se deben priorizar aquellas que contienen una mayor cantidad de fibra insoluble, como las peras, manzanas, ciruelas, zanahorias, espinacas, y brócoli. Estas fibras tienen la capacidad de aumentar el volumen y la suavidad de las heces, lo que facilita su paso por los intestinos. Además, las frutas secas, como los higos y las ciruelas pasas, son conocidas por su capacidad para aliviar el estreñimiento debido a su alto contenido en fibra soluble y sorbitol, un tipo de azúcar que tiene un efecto laxante natural.

Otro factor clave para prevenir y tratar el estreñimiento es el consumo adecuado de líquidos. El agua juega un papel fundamental en el proceso digestivo, ayudando a ablandar las heces y facilitando su paso a través del colon. Se recomienda beber entre 1.5 a 2 litros de agua diarios, aunque las necesidades de líquidos pueden variar según la edad, el clima y las condiciones de salud de cada individuo. Además de agua, otras bebidas como infusiones de hierbas, especialmente aquellas con propiedades digestivas, también pueden ser beneficiosas para aliviar el estreñimiento.

El consumo adecuado de grasas saludables también es esencial. Las grasas no solo son vitales para una dieta equilibrada, sino que también desempeñan un papel importante en la lubricación intestinal. Aceites como el aceite de oliva, que es rico en ácidos grasos monoinsaturados, ayudan a mejorar el tránsito intestinal y a mantener la mucosa intestinal saludable. Incorporar pequeñas cantidades de aceite de oliva en las ensaladas o en la preparación de alimentos puede ser una estrategia sencilla pero eficaz para mejorar la digestión y reducir los síntomas del estreñimiento.

Es esencial incluir también los probióticos en la dieta habitual, ya que las bacterias vivas favorecen la flora intestinal y mejoran la digestión. Los probióticos son microorganismos que, cuando se consumen en cantidades adecuadas, ofrecen beneficios para la salud intestinal. Estos pueden encontrarse en alimentos como el yogur, el kéfir, el chucrut y otros alimentos fermentados. Los probióticos contribuyen a equilibrar la microbiota intestinal, lo que puede ayudar a prevenir y tratar diversos trastornos digestivos, incluido el estreñimiento.

Además de estos hábitos alimenticios, no debemos olvidar que la digestión no solo depende de lo que comemos, sino también de cómo lo hacemos. Es fundamental comer despacio, masticando bien los alimentos. La masticación adecuada permite una mejor descomposición de los alimentos y facilita su paso por el tracto digestivo. En este sentido, es importante que los adultos mayores presten atención a sus rutinas alimenticias y eviten las prisas al momento de comer.

Igualmente, debemos ser sumamente atentos con la rutina diaria del adulto mayor al ir al baño. Es fundamental que se establezca un horario regular para evacuar, lo que ayudará a que el cuerpo se acostumbre y promueva una evacuación más fácil y natural. Estar al tanto de cualquier irregularidad en la frecuencia o consistencia de las evacuaciones es crucial para detectar problemas de salud a tiempo y actuar de manera preventiva.

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