
28 Jan Del recuerdo nace el amor: como vivir con alguien que tiene Alzheimer.
¿Alguna vez nos hemos puesto en los zapatos de un adulto mayor? Una persona que ha pasado toda su vida trabajando o siendo ama de casa, o viajando por el mundo, o cuidando personas. Una persona que ha vivido una larga vida.
Vivir con alguien que tiene Alzheimer es una experiencia que requiere paciencia, comprensión y, sobre todo, amor. La enfermedad de Alzheimer no solo afecta la memoria y las capacidades cognitivas de la persona, sino que también transforma la dinámica familiar y las relaciones personales. Es un viaje que, aunque desafiante, puede estar lleno de momentos significativos si se aborda con empatía y respeto.
¿Alguna vez hemos pensado lo que es el paso del tiempo? El cómo nuestra piel se va arrugando, nuestra visión se va atenuando, nuestro cabello cambia de color y nuestra fuerza va disminuyendo.
El envejecimiento es un proceso natural que todos enfrentamos, pero cuando se combina con una enfermedad como el Alzheimer, adquiere una dimensión completamente diferente. Para la persona que vive con esta condición, el mundo puede volverse confuso y abrumador. Los recuerdos, que alguna vez fueron claros y vívidos, comienzan a desvanecerse, y con ellos, la sensación de identidad y conexión con el mundo que los rodea.
¿Alguna vez hemos intentado recordar algo, pero simplemente no logramos encontrar ese recuerdo?
Este es el día a día de una persona con Alzheimer. La frustración de no poder recordar nombres, fechas o incluso rostros familiares puede ser abrumadora. Como cuidadores o familiares, es fundamental entender que esta dificultad no es algo que la persona pueda controlar. La paciencia y la compasión son clave para ayudarles a navegar por este laberinto de olvidos.
¿Alguna vez te has puesto a pensar en lo que se siente llegar a la tercera edad?
Llegar a la tercera edad es un logro, pero también un desafío. Para muchas personas mayores, esta etapa de la vida está marcada por la reflexión, la nostalgia y, en algunos casos, la soledad. Cuando el Alzheimer entra en escena, estos sentimientos pueden intensificarse. La persona puede sentirse perdida en un mundo que ya no reconoce, lo que puede generar ansiedad, tristeza e incluso ira.
El impacto del Alzheimer en la familia
Conforme vamos creciendo, los tiempos también van cambiando, y cada día es diferente al anterior. Imagina haber vivido ya los suficientes años para ver cómo ha cambiado el mundo y que lo que veías hace 50 años, no es igual a lo que ves ahora.
Para las personas con Alzheimer, estos cambios pueden ser especialmente difíciles de procesar. La tecnología, las costumbres sociales e incluso el lenguaje pueden parecerles ajenos. Como familiares, es importante recordar que, aunque el mundo haya cambiado, el amor y el respeto por nuestros seres queridos deben permanecer constantes.
Una persona mayor, ha pasado por muchos cambios no solo sociales, también físicos, y nosotros como sus familiares, no los hemos visto. Nosotros vimos a un adulto, a un papá a un abuelito. Pero ellos nos vieron desde bebés, niños, adultos. El gran proceso emocional por el que los adultos mayores pasan, debemos considerarlo también.
El Alzheimer no solo afecta a la persona que lo padece, sino también a quienes la rodean. Los familiares pueden experimentar una mezcla de emociones, desde tristeza y frustración hasta culpa y agotamiento. Es esencial reconocer estos sentimientos y buscar apoyo cuando sea necesario, ya sea a través de grupos de apoyo, terapia o simplemente compartiendo experiencias con otros que están pasando por lo mismo.
La importancia de la empatía y el respeto
No darles la suficiente importancia o el suficiente peso a sus palabras solo porque ‘ya están grandes’ y ‘se les olvida más tarde’, no es una forma de expresarles amor. Al contrario, no importa qué tan grande sea nuestro abuelito, si tiene o no alzheimer, siempre debemos considerar lo que está diciendo, ponerle atención, escucharlo.
Escuchar a una persona con Alzheimer es una forma poderosa de demostrarle que su voz sigue siendo importante. Aunque sus recuerdos puedan ser confusos o inexactos, sus emociones y sentimientos son reales. Prestar atención a sus historias, por repetitivas que sean, es una manera de validar su experiencia y hacerles sentir valorados.
Una muestra de amor es entender también que están pasando por un proceso de desapego, donde al ser los mayores de la familia, pasaron de cuidar a ser cuidados. Incluso cuando los signos de Alzheimer comienzan, debemos entender que para ellos puede ser un proceso muy difícil comenzar a perder sus recuerdos.
Este cambio de roles puede ser difícil tanto para la persona con Alzheimer como para sus cuidadores. Es importante abordar esta transición con sensibilidad y respeto, reconociendo que la persona aún tiene mucho que aportar, incluso si su capacidad para recordar o comunicarse ha disminuido.
El valor de los recuerdos compartidos
En algún momento, todos los adultos mayores comienzan a contar historias que quizá ya no son tan fieles a como realmente sucedieron, pero si de verdad queremos cuidarlos y mostrarles cuánto los queremos, escucharlos hablar de ello e interesarnos en la historia es un buen gesto.
Estas historias, aunque puedan parecer irreales o exageradas, son una ventana a su mundo interior. Escucharlas con atención y cariño puede fortalecer el vínculo emocional y proporcionarles un sentido de conexión y pertenencia.
Amor no nada más es darle sus medicinas. Amor también es respetarlos como individuos y seres pensantes. No importa si ‘más tarde lo olvidan’, tener alzheimer no es una razón para no tomarlos en cuenta sobre los comentarios que nos puedan hacer o sobre las opiniones que quieran dar.
El respeto es un pilar fundamental en el cuidado de una persona con Alzheimer. Aunque su memoria pueda fallar, su dignidad y su derecho a ser tratados con respeto nunca deben ser ignorados.
La empatía como herramienta de conexión
No nos cuesta nada mostrarles un poco de interés a lo que estén diciendo, incluso si es una historia que no pasó realmente, porque lo que ellos quieren es sentirse escuchados, sentirse importantes, sentir que no están siendo una carga para sus familiares.
La empatía es una herramienta poderosa para conectar con una persona que tiene Alzheimer. Al ponernos en su lugar y tratar de entender su perspectiva, podemos crear un ambiente de apoyo y comprensión que les permita sentirse seguros y amados.
Seamos empáticos con nuestros adultos mayores. Prestémosles atención y la importancia que se merecen, porque el amor también se demuestra cuando los estamos escuchando y demostrando que son válidos.
Vivir con alguien que tiene Alzheimer puede ser un desafío, pero también una oportunidad para fortalecer los lazos familiares y demostrar el poder del amor incondicional. Al final del día, lo que más importa es que nuestros seres queridos se sientan valorados, respetados y amados, sin importar los obstáculos que la vida les presente.